viernes, 14 de enero de 2011

Luces del Norte

Rueda la Rueda de Plata
sobre mi cabeza
marcando el tic-tac
del reloj eterno
como el engranaje perfecto
de un Relojero Desconocido.

Sopla Boreas, cubriéndome
de cristales blancos
escondiendo el fuego de mi alma
silenciando el aullido rojo
de mi corazón,
y en una sonrisa me duermo,
fría, eterna, incorrupta.

No quiero dejarlo escapar,
dejar que arda en mis manos,
por si desaparece y me destruye.
Por si acaba pudriéndose de pena.

Así que lo preservaré,
blanco y puro,
helado en el frío del secreto.
En el silencio de mis sueños plácidos,
en el misterio de la Noche Ártica.

Dormiré, fría e incorpórea,
latiendo de amor por dentro,
mi sueño helado.
Hasta que me despierten
las Luces del Norte.

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