Fluir.

Flotando en el fluido del tiempo

viendo pasar el cielo sobre mi cabeza.

Mi cabello desparramado a través del Universo

como el crepúsculo que marca el final del día.

Ojos que observan en la oscuridad

iluminada sólo por las estrellas eternas.

El silencio que me envuelve sólo lo rompe

el sonido de un piano solitario.

Y cuando estoy así, entre la vigilia y el sueño,

los ojos del tiempo me observan fluir,

eterna, concepto, primavera.

Cuando el amor deja de ser para seguir siendo.

Quererte como te quiero,

quererte sin nombre, sin rostro.

Quererte desde siempre

y hasta nunca.

Quererte aquí, porque te tengo,

y allá, porque no estás.

Quererte, quereros.

Tiempo sin tiempo

Y la luna, y el mar

y las estrellas fueron cómplices.

Adiós a la jaula, adiós,

hola, magia que fluye.

Bosque de oro, fuego que gira

enredado en mi cabello

entre las fauces que me tientan.

Aúllan mis manos en la noche,

rizando el viento del encanto,

tejiendo un hechizo en los labios.

Tendiendo una mano al vacío,

bajo la negrura de un manto nocturno,

luna invisible, un tiempo sin tiempo.

Y en el viaje sin retorno huyen

del tedio y el decoro absurdo.

Hacia el todo de sus cuerpos.