jueves, 30 de diciembre de 2010

Tengo los labios cosidos (un poema porque sí)

Tengo los labios cosidos.
Quiero gritar,
arrancarme el corazón.

Quiero decirte lo que siento.

Quiero llorar en tu hombro
y desgarrarme el alma.
Pero no puedo.

No soy quien,
ni tengo el por qué,
para ti.

No debo.

Me ata una cadena dulce,
un lazo rojo,
y no puedo gritarlo.
No puedo decir
mi secreto mas hondo.

No puedo hablar de ello.

Romper el cristal,
romper el hielo.



...Y decirte que te quiero.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Mi centinela.

...Todo es cálido. Todo es bello.
Todo es hermoso cuando te siento cerca.
Al menos para mí.
Podrías destruir el mundo con tus manos,
tu voz haría restallar los látigos de los gigantes
de las montañas.
Con tu mirada podrías atravesar
los corazones de los más incautos.

Pero para mi, tus manos son las que me guardan,
la caja fuerte de mi corazón,
tu voz el viento que revuelve mi pelo
rojo como la sangre,
y tu mirada la que vigila
que nadie se acerque al caramelo
de mi alma
y lo rompa de un golpe.

Guardada por tí,
mi centinela.
Podría dormir eternamente
y vivir en el sueño de tus caricias.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

22 de Diciembre. La Ilusión de todos los años.

¡La suerte, esquiva y juguetona, como un gatito!

Papeletas, décimos, el soniquete de dos niños cantando números y premios. El Gordo. ¡El Gordo!

¿Por qué me dejo llevar por esa vorágine de esperanzas vanas y oropeles? Porque creo en ello. Todavía creo en esa ilusión.

Mis recuerdos son levantarme pronto, o ir hacia el colegio, y escuchar por el camino la radio y el soniquete de los Niños de San Ildefonso (esos niños que, lo siento, pero no crecen nunca. Son siempre los mismos).

Miiiiiiiiiiil eurooooooos....

O, cuando no había clase, ver a mi abuelo sentado en la silla, anotando los premios, casi dormido en la calle Sueca, escuchándolo en la tele. Y pararme a escuchar cómo caía la bolita en la copa de cristal. *Cling* Algo tan difícil de conseguir, de escuchar. Algo que nadie me creía, hasta que un día mi madre dijo, un año, ¡es verdad! Se oye... Como una campanita. Como un cascabel.

Cientocincuentamiiiiiiiiil peseeeeeeetaaaaaaaaas...

Y la gente atenta, el país entero paralizado sólo por esa diminuta pelotita de madera grabada... Que todos esperan que coincida con su número. Su número. Un trocito de papel que vale más que nada, porque es la ilusión de una mañana de invierno. La primera mañana de invierno.

Trescientos millones de pesetas... Tres millones de euros....

¿Ha salido ya, ha salido ya? ¡Este año es madrugador! Todos los años lo es. ¡Ojalá algún año fuera la última bolita, como la guinda del pastel, sólo para aguantar la emoción del sorteo!

Mucha suerte, amigos, mucha fortuna.

Mucha salud a todos.

Y Feliz Navidad a todos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

La Soledad del Amanecer.

Efímera eternidad
suspendida
en una lágrima
cristalina.

Diáfana, fría,
el suspiro
de un ave nocturna
perdida en el Paraíso
de un beso.

El desgarro doliente
del amante furtivo.
La soledad
de un amanecer helado.
Escarcha
entre las sábanas.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Shh...

En un suspiro se deshizo.

Etérea, sueño. Descalza para sentir

la tierra que pisaba.

En una mirada estaba la esencia.

Ese aroma que se evaporaba

como el olor de una fresa.

No existía, pero sí.

No sabía quíen era.

Era un grito, un murmullo.

No era.

Era un secreto.

Un misterio que se ocultaba

entre las ramas de un cerezo rosa.

Ronroneando un sueño.

viernes, 10 de diciembre de 2010

10 de Diciembre-In Memoriam

Tal dia como hoy, nos dejaste.

Sin avisar, sin hacernos sufrir más de la cuenta. Te fuiste, sin más.

Llovía, como hoy, aunque hacía bastante más frío.

Uno o dos días antes habíamos estado de boda, y me acuerdo que, tras leer un artículo de Pérez-Reverte, al irme a casa con los papás te di un beso y te dije "te quiero", muy bajito, al oído, porque me daba vergüenza que los demás me oyesen. Porque siempre me daba vergüenza todo.

Y esa noche, nos dejaste huérfanos a todos.

Desde entonces, no me dejé de preguntar si el Destino me dio el empujoncito para decirtelo, o qué narices pasó. No supe reaccionar. Sólo no entendía por qué llegaban las cinco de la tarde y no subías las escaleras de la calle Sueca. Sólo podía aporrear los botones de la consola, consolándome el dolor de que te arrancaran de casa.

Después vinieron los sueños, como siempre, con la Perla, diciéndome que ibas a ver a la yaya. Y siempre coincidía que soñabamos a la vez contigo. Será verdad que soy un poco bruja, pero eso es un secreto a voces. Sh, que nos oyen.

Llegaron años muy duros que no sabría explicarte, pero un día, cogí la mochila y decidí cumplir la promesa. Quería llevar una moneda de 100 pesetas, como las que me dabas todos los dias para cumplir mi propósito, pero ya hacía demasiados años que no circulaban. Tantos años como los que me faltabas.

Y aún me faltas, y nos faltas a todos.

Espero volver a verte de nuevo, en otra vida, con otro nombre u otra cara, yayo Manolo. O en el Cielo, aunque yo no creo en esas cosas.

Un beso, allá donde estés

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Una noticia que esperaba poder darla.


Pues eso, tengo una noticia que me llena de orgullo y es que Lisa, una chica que todavía no sé de donde es, hace algunos meses me escribió un e-mail diciéndome que le encantaría tatuarse mi ilustración del Conejo Blanco de Alicia. Le di permiso para usar la imagen, y señores, hace poco recibí una foto con el resultado.

Me siento increíblemente honrada y orgullosa, pensando que alguien lleva, en algún lugar del mundo, una imagen creada por mi mano en su piel. De por vida. Algo tan mío.

No sé, es bonito pensarlo, y quería compartirlo con todos.

Tengo que dar gracias a tanta gente por estar ahí, por aguantarme todos estos años de mareos, de dolores de cabeza, de llantos y de alegrías.

Sólo daros las gracias a todos.

Os quiero, y ya sabéis cada uno de vosotros quienes sois. Mi apoyo.

Un beso enorme:

Paula

Con permiso, aquí tenéis el dibujo.


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Diciembre.

Diciembre!
Suena a nieve y castañas, a fuego crepitando en la chimenea,
a árbol iluminado y buenos deseos.
Suena a destellos cristalinos, a diáfanos cielos donde Orión vigila, paternal.
Suena a Reyes Ciervos pateando el hielo, a lobo aullando,
a vapor saliendo de nuestro aliento.

Diciembre suena a chocolate y bufandas,
a abrazo, a amor.
Diciembre suena a Yule, a guirnalda.

A belleza.