miércoles, 23 de febrero de 2011

Camino al Fin del Mundo, Etapa 12

28/Agosto/2010

Melide-Arzúa

Y henos aquí. En Arzúa. Las etapas largas y duras quedaron atrás, así como el Camino Primitivo. Nos hemos unido ya al Camino Francés, donde hay tanta... tanta... TANTA gente que parece imposible coincidir dos veces con la misma persona. Ocupamos las literas bajas, y dos estadounidenses, madre e hija, muy amables, ocupan las de arriba. Salimos a las 8 del albergue (¿tarde? No para un camino tan cortito). El trayecto fue agradable, entre bosques y prados ocultos, pasando por aldeas poco pobladas pero de gente amable. En el municipio de Boente, en la pequeña iglesia de Santiago, nos han sellado y nos han regalado una estampa del Apóstol.

La etapa se me ha hecho cortísima. Hemos llegado a Arzúa a las 12 y media del mediodía, y el albergue aún no estaba abierto, así que tuvimos suerte para conseguir sitio. Ahora estamos estupendamente en la litera. Hemos cenado en el bar "La Huella", donde por 4,50 euros te sirven una hamburguesa completa, patatas y una coca-cola. Toda una delicia con todo lo que llevamos a nuestras espaldas.

Francamente, lo estamos pasando de maravilla, y ya pienso en continuar a Finisterra la próxima vez. Quién sabe, ojalá sea en Pascua. A Paco se le ha perdido su camiseta del Zelda, así que tendré que regalarle una nueva...

Bueno, es hora de descansar. Mañana iremos a Arca, que en las guías aparece como Pedrouzo.

¡Buenas noches!

martes, 22 de febrero de 2011

Camino al Fin del Mundo, Etapa 11

27/Agosto/2010

Etapa de As Seixas a Melide

Nos levantamos tarde, a las 7:30 de la mañana, y, con calma, salimos del albergue. La etapa, hasta Melide, era corta y no presentaba complicación alguna. Primero subimos al Alto del Hospital das Seizas, donde vimos el impresionante paisaje de la "chaira" lucense a nuestro alrededor, y seguimos camino, sólo nosotros, hacia Melide. Vimos muy poca gente, en muchas aldeas; muchas vacas y gallinas, pero pocas personas. Buscábamos un bar para sellar la credencial, ya que desde Lugo piden dos sellos diarios para conseguir la Compostela, pero no veíamos más que prados, prados... ¡Y más prados! Llegamos a Vilamor donde tomamos unos refrescos en el Bar Carburo (un bar normal y corriente, donde ponían la radio. La pena, la radio era en gallego, y sólo entendí la mitad de lo que hablaban).

Hacia la una o las dos llegamos a Melide, donde nos juntamos ya con el Camino Francés y, ¡madre mía qué de gente! Estamos en el albergue (inmenso), rodeados de italianos. Hemos coincidido con gente de la provincia de Valencia en la cola de la lavadora. Tras una reparadora siesta (que tras lo que llevamos a nuestras espaldas, la merecemos), fuimos a comprar provisiones, conservas de pescado y pan, para poder acabar el Camino porque ya sólo nos quedan 3 etapas.

Y henos aquí, en la cama a las 20:30, con MUCHO sueño y MUCHOS sueños. Esto... Se vive. Muchos preguntan cuál es el mensaje del Camino, y en realidad, son muchos los mensajes. En el Camino Primitivo lees las señales del bosque y el cielo, aprendes a dejar cosas atrás, a vivir con lo mínimo, a compartir con quien no conoces, a valorar lo que tienes y, sobretodo, a olvidarte de horarios y costes poniendo por delante tu objetivo. Te lo pondrán fácil, sí, pero tienes que dar tú el paso adelante. Siempre puedes coger el bus de vuelta a casa, pero no sabrás lo que había escondido detrás de la siguiente montaña.

Aprendes a atreverte, a superarte, y te das cuenta de tus límites. Y ahora sé que, aunque soy pequeñita y no parezca gran cosa, soy muy fuerte, soy capaz de cruzar las montañas a pie sin que me salgan rozaduras (sólo una ampollita, y ya está seca), puedo ver la lluvia a kilómetros, dormir la siesta bajo un árbol y saludar a los caballos salvajes con la mano. Y sé que puedo hacerlo, porque lo he hecho.

Y no me arrepiento de nada.

Mañana llegaremos a Arzúa. Y ya os contaré qué tal.

domingo, 20 de febrero de 2011

La Chica que espera


Sentada sobre una roca, en lo alto de la colina, esperaba.

A qué, a quién, no lo sabía. Sólo había tenido un sueño que la había despertado, y le decía "espera, pronto llegará". ¿O era "pronto volverá"? Nunca lo sabría. Esperaría hasta el fin del mundo, hasta el fin de los tiempos. Las estrellas morían en los cielos, desintegrándose en su eterna y fría explosión lenta y deslumbrante, iluminando la noche, mientras la luna seguía su menguante sonrisa como un gato risón.


Esperaría. Esperaría siempre, paciente, mientras los girasoles agachaban la cabeza. Tal vez algún día podría sentir su mano apoyada en su mejilla, su mirada atravesándola. Ahora, hasta que llegase ese momento, seguiría aguardando el segundo brillante en el que brevemente posara sus ojos en ella, iluminándola durante un instante fugaz.


Con suerte, recibiría una sonrisa de sus labios, premiando su paciencia. Ni siquiera le pediría que recordase su nombre. Ni siquiera esperaría que estuviera a su lado. Sólo una mirada, sólo una sonrisa. Un instante que se congelaría en el tiempo, helándose en su memoria para no perderlo jamás.

Entonces, su espera habría dado fruto.




Camino al Fin del Mundo, Etapa 10


26 de Agosto de 2011

Lugo -As Seixas


Lugo aún dormía cuando nos despertamos. Sólo se oía el repiqueteo de nuestros bordones en el asfalto y los motores de los primeros coches, y pronto, muy pronto, salimos de la ciudad.

El día se presentaba gris, y con algo de niebla, y en pocos momentos vimos brillar el sol... para nuestro alivio. La senda era agradable, la mayor parte del camino iba por asfalto, por la carretera que lleva a Palas de Rei, y cuando salíamos de ella era para entrar en bosques de robles. Un laberinto de maizales, prados y calabazas nos saludaba desde el campo, dándome a entender que el otoño está a la vuelta de la esquina. Pronto llegamos al mesón de Crescente, donde comimos muy bien por poco dinero. Destacar su flan de huevo casero, y el café de puchero.

San Romao da Retorta estaba muy cerca, pero nos habían hablado de un nuevo albergue en As Seixas, que nos permitiría acortar, más si cabe, el resto de etapas. Así que, pese a mis protestas, continuamos, dejando atrás el albergue de San Romao.
Seguimos por el laberinto de calabazas y maizales, pasando aldeas diminutas y de pronto, decidió llover. Al principio sólo era un suave orballo, pero muy pronto se cogió, lloviendo con fuerza. Creía que íbamos a quedarnos ahí, aislados en la lluvia, helados y empapados, pero finalmente conseguimos llegar a As Seixas, un albergue muy nuevo con muy buenas instalaciones. La hospitalera fue muy amable con nosotros, y después de cenar con los compañeros de Camino, nos fuimos a dormir.


jueves, 17 de febrero de 2011

Camino al Fin del Mundo, Etapa 9

25 de Agosto de 2010

O Cadavo-Lugo

Estamos en Lugo. Estamos destrozados. La etapa al principio era preciosa. La luna llena, el bosque, las últimas montañas. Amaneció poco a poco, y al llegar a Castroverde ya se había hecho de día. El Camino discurría por un valle de prados y riachuelos, con las vacas pastanto y las libélulas azules de alas negras revoloteando a nuestro alrededor. (Nota posterior: Calopterix Virgo).

Los robles nos daban sombra, y todo fue perfecto... Hasta el mediodía.

El sol era abrasador. El calor nos ralentizaba, y pronto no hubo sombra alguna, pues teníamos que ir por carretera. No podíamos con nuestra alma, y sólo queríamos ir a casa.

Cerca ya de Lugo, con la piel requemada, las piernas destrozadas y los pies deshechos, Paco se estropeó la otra rodilla. La suerte estaba echada, volvíamos a casa. No podía soportarlo más, y me eché a llorar. Yo creía que no salíamos de esa. Deshidratados, cansados y sin comida ni agua, cuando, de repente, apareció la mano del Destino en forma de hombre. Gervasio, un señor mayor de la zona, nos dio sombra, agua y conversación. Nos contó que mataron a gran parte de su familia en la Guerra Civil. Era rojo, ateo y el socialista convencido más antiguo de Lugo, y pese a ser ateo, ayudaba a todos los peregrinos que podía. Tras una larga y amena conversación, se ofreció a llevarnos al albergue en coche. ¡Y a qué buena hora! Había mucho más sol, polvo y camino que recorrer, y el buen Gervasio nos lo ahorró. Es, como le dije, un ángel ateo.

Olvidé comentar que una señora también nos ayudó, una mujer catalana que le pedimos cambio y nos dio 5 euros de hospitalidad. Nos ayudan rojos, ateos y catalanes. Para que después digan.

En Lugo, buscamos un lugar para cenar, y cerca de la Catedral vimos a un grupete de FRIKIS (oh, por todos los dioses, cómo los echaba de menos), que nos indicaron un bar llamado Lúa donde nos comimos unas hamburguesas de vicio. En Lugo venden torques de plata, así que probablemente vuelva en el futuro, de visita y de compras. Además, la ciudad me gustó muchísimo.

Dormiremos en el albergue, y madrugaremos para la siguiente, larga y dura etapa...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Tú, siempre tú,
rodando por mis pensamientos,
metido en mis sueños.

Que me haces zozobrar,
y me haces suspirar.
Que me desvelas,
y me calmas
con el dorso de tu mano.

Tú, que eres bruma
y eres piedra.

Que eres real
como la vida misma,
y un anhelo inalcanzable.

Tú,
que siempre estas
en silencio, vigilante.

Pero estás.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Voy a quererte


Voy a quererte
con un amor callado.
Un amor doliente.

Un amor de esos
que parece que ya no son.

Voy a quererte,
como siempre
te he querido,
con el sabor de las nueces,
con el olor de la cena.

Voy a quererte
como sólo yo te quiero.

Es una amenaza directa,
así que ya sabes.

Voy a quererte,
y nadie va a impedírmelo.





No te creo



Soy una primavera efímera,
Porque volveré a cerrar los ojos
antes de que sepas

que te quiero.

Y si lo sabes
diré que no es cierto.

Y si lo dices
seguiré sin creerlo.

Te quiero
pero no te creo.