Arzúa-Pedrouzo
¡Por fin nos aproximamos a la meta! Mañana, por fin, llegaremos a Santiago. Estamos en Pedrouzo, nuestra última etapa, y ya soñamos con las torres de Compostela. Esta mañana salimos (como siempre) tempranísimo de Arzúa. Era de noche cerrada, y los caminos (ya amplios y bien cuidados), nos llevaban por bosques y prados. La noche estaba despejada, las estrellas brillaban y la luna menguante iluminaba la madrugada. Realmente, el bosque sugestiona de noche. Un grillo puede hacer sonidos francamente sobrenaturales. Algún susto me he dado, la verdad...
Al amanecer, entramos en un bar (parada obligatoria para desayunar), donde me han servido el café con leche más grande del mundo. La etapa no era muy larga, unos 20km bordeando por bosques de eucaliptos y robles la carretera general. Hemos pasado por infinidad de bares y posadas (¡ay, lo bien que hubieran venido en algunos lugares perdidos de Asturias!) y, sobre las 11 y media hemos llegado a Arca. Ha sido curioso el rodeo a Santa Irene, ¡no sabíamos por dónde ir! Tuvimos que sacar la guía para poder continuar. Francamente, está siendo muy útil.
Llegamos al albergue, donde había 24 peregrinos por delante de nosotros (lo sé porque nos han asignado las camas nº25 y 26) y nada más llegar hemos atacado la comida. ¡Cómo reconfortan unos calamares en salsa americana, y pan, y mejillones, y patatas fritas! Después, una buena siesta y ducha, y ya empezamos a organizar las cosas a nuestra vuelta. El desfile de Fidel, los cumpleaños, los compromisos con amigos y familia... Casi todo atado y bien atado. Sólo me queda hablar con Rachel para ir a su casa en Madrid. Y bueno, pronto cenaremos e iremos a dormid. Estoy impaciente por ver qué me espera mañana...
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