jueves, 17 de febrero de 2011

Camino al Fin del Mundo, Etapa 9

25 de Agosto de 2010

O Cadavo-Lugo

Estamos en Lugo. Estamos destrozados. La etapa al principio era preciosa. La luna llena, el bosque, las últimas montañas. Amaneció poco a poco, y al llegar a Castroverde ya se había hecho de día. El Camino discurría por un valle de prados y riachuelos, con las vacas pastanto y las libélulas azules de alas negras revoloteando a nuestro alrededor. (Nota posterior: Calopterix Virgo).

Los robles nos daban sombra, y todo fue perfecto... Hasta el mediodía.

El sol era abrasador. El calor nos ralentizaba, y pronto no hubo sombra alguna, pues teníamos que ir por carretera. No podíamos con nuestra alma, y sólo queríamos ir a casa.

Cerca ya de Lugo, con la piel requemada, las piernas destrozadas y los pies deshechos, Paco se estropeó la otra rodilla. La suerte estaba echada, volvíamos a casa. No podía soportarlo más, y me eché a llorar. Yo creía que no salíamos de esa. Deshidratados, cansados y sin comida ni agua, cuando, de repente, apareció la mano del Destino en forma de hombre. Gervasio, un señor mayor de la zona, nos dio sombra, agua y conversación. Nos contó que mataron a gran parte de su familia en la Guerra Civil. Era rojo, ateo y el socialista convencido más antiguo de Lugo, y pese a ser ateo, ayudaba a todos los peregrinos que podía. Tras una larga y amena conversación, se ofreció a llevarnos al albergue en coche. ¡Y a qué buena hora! Había mucho más sol, polvo y camino que recorrer, y el buen Gervasio nos lo ahorró. Es, como le dije, un ángel ateo.

Olvidé comentar que una señora también nos ayudó, una mujer catalana que le pedimos cambio y nos dio 5 euros de hospitalidad. Nos ayudan rojos, ateos y catalanes. Para que después digan.

En Lugo, buscamos un lugar para cenar, y cerca de la Catedral vimos a un grupete de FRIKIS (oh, por todos los dioses, cómo los echaba de menos), que nos indicaron un bar llamado Lúa donde nos comimos unas hamburguesas de vicio. En Lugo venden torques de plata, así que probablemente vuelva en el futuro, de visita y de compras. Además, la ciudad me gustó muchísimo.

Dormiremos en el albergue, y madrugaremos para la siguiente, larga y dura etapa...

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