una roca calentada al sol,
una sonrisa al atardecer,
abre tu mano y déjame descansar
en el dorso de tu puño de hierro.
Te me antojas un roble
de raíces fuertes y antiguas,
una fortaleza olvidada
que conquisté una Luna Llena.
Te me antojas salvaje,
te me antojas ferviente.
Ciervo, oso y serpiente.
Alas oscuras de halcón,
ocultando el Sol Poniente.
Te me antojas pasión, y duelo,
y a las montañas pido
pasar mis días a la luz de tus ojos.
A mi amor, el Cazador.
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