jueves, 16 de diciembre de 2010

Shh...

En un suspiro se deshizo.

Etérea, sueño. Descalza para sentir

la tierra que pisaba.

En una mirada estaba la esencia.

Ese aroma que se evaporaba

como el olor de una fresa.

No existía, pero sí.

No sabía quíen era.

Era un grito, un murmullo.

No era.

Era un secreto.

Un misterio que se ocultaba

entre las ramas de un cerezo rosa.

Ronroneando un sueño.

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